Bueno, supongo que es necesario este artículo. ¿Quién es este chico que acaba de comenzar un blog y hace tantas locuras?

Mi nombre es Sergio y nací en 1987 (¿qué básico, no? Como si toda nuestra persona fuese un nombre y un año, tengo 17 ahora…). Vivo en Hospitalet, aunque no es una ciudad que me guste mucho (más bien nada). Siempre he sido una persona con gustos “algo diferentes”. No me gustan las discotecas, ni “salir de marcha” (en el sentido que la mayor parte de la gente lo entiende). Sino que yo prefiero cosas más sencillas, más naturales, más bellas. Soy un amante de la comprensión, de comprender las cosas que me rodean y eso me produce una irreprimible curiosidad ante todo y un gran placer al ir entreviendo los mecanismos ocultos. Adoro la naturaleza (por eso no me gusta esta ciudad), ya que considero que es nuestra madre verdadera. Soy algo panteísta, de ahí mi respeto al medio ambiente y a los demás (en la medida que me sea posible, no soy un extremista). Soy también bastante juguetón y bromista. A veces pongo demasiada pasión a las cosas, lo que me hace tener algunos disgustos de vez en cuando. Mi máxima meta en esta vida es vivir siempre feliz, siempre con el placer de vivir (aunque esto es difícil, la vida es algo así como una tragicomedia), de acuerdo conmigo mismo, porque no existen motivos de preocupación. Lo lógico es que no existiésemos (aun no comprendo, ni comprenderé quizás, como la vida surge de átomos inhertes) y en cambio estamos aquí, en un mundo de belleza y orden (aunque tiende al caos), eso es maravilloso.
Mi vida ha tenido 3 etapas claves hasta este momento. La primera va desde mi nacimiento hasta hace algunos años (tres, más o menos). Hasta ese momento era un chico como cualquier otro. Gustos parecidos al del resto de los niños y sin salirme del rebaño, como la sociedad manda. Nada interesante, jeje. Pero yo no siempre he estado a gusto en el molde. Fue entonces (hace 3 años) cuando comencé a salirme de él, algo inseguro. Quería en ese momento comprender el sentido de la vida y de mi existencia. Casualmente, por ese entonces conocí a una persona que tenía estas mismas inquietudes. Fue entonces, cuando la conocí, cuando comenzó la segunda etapa. Fue cuando ya empecé a salirme del rebaño. Cuando quería comenzar a aprender, cuando ya no me llenaba las simples preguntas cotidianas y cuando empecé a maravillarme de lo que me rodeaba. Reconozco que entonces mi carácter fue haciéndose extraño para los demás y mi vida era más bien solitaria (y no gustándome esa situación). Yo estaba totalmente desorientado. Llegaba a pensamientos sin sentido y me encontraba solo en un desierto. Si no fuese por esa persona, hubiese abandonado rápidamente. El hecho de encontrar una palabra de comprensión externa me ayudó mucho. Durante esta etapa fui encontrándome a mi mismo. Me fui acercando con éxito, las menos, y fracasando, bastante más. Había un abanico de posibilidades muy amplio ante mí y el error era lo más probable. Pero el error me ayudaba a ir descartando… Poco a poco la relación con la persona que fue mi pilar fundamental fue desapareciendo (culpa mía, gran gran error). Esa persona dejó de ir existiendo como yo la conocí a medida que perdíamos contacto…Lo que caracterizaba a esta etapa era el hecho de querer encontrarme a mí mismo, más que ser tal como yo era (de ahí comportamientos extraños y la desorientación que vivía). Otro punto clave es que no soportaba la soledad en que me movía.
Y entonces da un vuelco mi vida. Me compré mi bici plegable hará algo menos de un año. La bici plegable fue mucho más de lo que pueda parecer. Cuando antes deseaba ir a algún sitio (a la playa, por ejemplo) debía hacerlo andando o utilizando los transportes públicos (Metro principalmente), me veía muy limitado. De hecho, nunca llegué a la playa por mi propia cuenta. Pasear significaba ir siempre a los mismos sitios, porque andando es difícil descubrir nada (está todo muy lejos y perderse es un riesgo). Con la bici cambió todo. Barcelona dejó de estar a 45 minutos para pasar a estar a 15. Y no solo el hecho de llegar, sino de moverme por ella. Ya no había límites, ahora era totalmente libre. Fue en ese momento cuando disfruté de la soledad, de mi independencia total. Ahora me podía mover por cualquier sitio, sin miedos. Los primeros paseos fueron, claro, a la playa (un viejo objetivo que ahora conseguía con facilidad, casi a diario). Poco a poco me sentía más seguro de mi mismo y empecé a ir a espectáculos, museos, exposiciones…Antes me preocupaba lo que pensase la gente al ver un chico solo. Después dejó de importarme totalmente, te das cuenta que hay más gente como tú. Comencé a investigar y descubrí agendas, guías, sitios…Un montón de lugares a donde ir y divertirse uno solo. Fue entonces, cuando reconocí realmente en que situación estaba y la acepté, cuando me abrí al mundo. Antes me resultaba imposible, pero ahora era capaz de hablar con cualquier desconocido. La regla era básica: “nadie lo va hacer por mí”. Me convertí en una persona autosuficiente, a nivel de pensamiento (quiero decir que no necesitaba apoyos morales) y a nivel material. Creía en mi mismo y deseaba hacerlo todo por mis propios medios. Me quería mucho, mucho más a mi mismo y, en consecuencia, amaba con mayor facilidad a los demás (y a todo lo demás). Esta es la etapa que no solo deseo ser yo mismo, sino que creo que me estoy acercando realmente a mi forma de ser, a conocerme. La peor parte de esto es que aquella persona que me ayudó en mi segunda ha desparecido prácticamente, me di cuenta cuando nos conocimos físicamente (hace muy poco, por cierto). Era una persona simpática, divertida y aun conservaba algunos rasgos de quien fue, pero no era la misma (cosa que me duele, aunque todo el mundo debe ser como desee, si se siente a gusto). Pero bueno, siempre le tendré que agradecer que, quizás, si no fuese por ella nunca habría seguido este camino y aun continuaría en mi primera etapa. Este es más o menos el lugar en el que me encuentro, cosa que me siento orgulloso. Quizás pueda ir a mejor, no lo dudo, pero nunca dejaré de caminar, aunque me continúe equivocando, en un viaje sin fin a la realidad de mi propia alma.

Brújulo

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