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La sociedad alienada, la ausencia de la comprensión, el dolor y el placer puro.


No sé si os habréis fijado, pero en los kioscos cada vez abunda más las revista de tipo autoayuda: Psychologist, Psicología Sana, Vivir Feliz…y demás. Entre los libros más vendidos de casadellibro.com encabezan la lista “La fuerza del optimismo” o “La buena suerte”. Jorge Bucay genera unas colas enormes en cada una de sus conferencias y deja a gente fuera con la esperanza de escuchar alguna de sus palabras “salvadoras”. Como si estos escritores fuesen los Mesías, aquellos que nos saquen de la miseria. En la era de lo sintético, cualquier cosa es solucionable con una palabra, con una cita, con una máxima, con un cuento moralizador, con una pastilla…Se espera el milagro. Te dan consejos de cómo hacer amigos, de cómo ser optimistas, de cómo ser felices….A veces da la impresión que intentan solucionar de un plomazo miles de años de filosofía. Lo admito, yo fui uno de los que engrosé las filas. Yo fui uno de los que leí “Cuentos para pensar” (entre otros), me dejé seducir por las palabras de este tipo de escritores y pensé que ahí se encontraba la solución de todo.
Marx nos lo avisó, el hombre se encuentra alienado, el hombre ya no es hombre. Mucha gente se encuentra a disgusto, desde los más adinerados y posición social llamada envidiable hasta aquellos que se les dice que viven en la miseria. ¿Qué ocurre? Nadie lo sabe completamente, pero se intentan dar soluciones, arreglos a la situación. Desde grupos sociales (punks, hippies, heavies, yuppies, snobs, neonazis, nazionalismos…) hasta soluciones light (autoayuda, psicoanalista…). Cada uno intenta escapar de esta olla a presión como puede: desde el consumo exacerbado hasta la música violenta que da la sensación que nos coge y nos lanza de esta vida. Desde grupos llamados góticos, que solo ven la miseria, hasta los neo-hippies. Todo el mundo intenta salir, ¿Por qué?
El problema, en mi opinión, no es posible solucionarlo con arreglillos, con otras modas que no dejan de ser variaciones de lo mismo. Es un problema de fondo y para ello, a mi pesar, tengo que recurrir a un tópico, la sociedad, el socialismo burgués.
Al campesino que ha vivido toda su vida en el campo es difícil encontrarle leyendo un libro e autoayuda o perteneciendo a un grupo social marcado o diferenciado dentro del resto. No lo necesita, porque el no está alienado. Nosotros, los modernos, los desarrollados, los avanzados somos los más débiles. Desde este punto de vista, el urbano, hemos nacido para trabajar. Hemos nacidos para ser esclavos de la supermáquina. Cuando alguien estudia no piensa en aprender, sino en títulos, en carrera profesional, en sueldo, en posición social…Cuando alguien ha triunfado es porque tiene un buen trabajo, un buen sueldo, un buen piso o casa en un buen barrio, un buen coche y una mujer guapa. Entonces a esa persona se le llama completa. Pero ¿qué ocurre si a esa misma le quitamos todo su triunfo? Le quitamos su trabajo, su dinero, su casa…No nos queda nada, un muñeco de trapo condenado al cuarto mundo. ¿Por qué? Porque en realidad no somos nada, no hemos aprendido nada, no hemos comprendido nada. Los medios de comunicación (en especial la TV), la publicidad, la política actual…Esas verdaderas fuerzas de poder ayudan a que mantengamos esta misma idea. El socialismo burgués desea hacernos creer que la plenitud es el abastecimiento infinito de lo material, el consumo sin límites. No hablan de alma, de aquello que no se compra, sino todo lo contrario. Eso no les reportaría beneficios. El ser humano se da cuenta que algo no va bien y entonces llega a los polos o intenta hacer algún “apaño” para ir “tirando”. De hecho es común esta conversación:
-Hola! ¿Cómo estás?
-Tirando, se hace lo que se puede…
¿Qué vida es esta que esto es el estado de ánimo más habitual? Jamás tendremos el infinito material, porque no existe. Por lo tanto, siempre estaremos insatisfechos, tirando…Ante esto yo no busco la solución en lo comentado anteriormente. Yo no busco ninguna solución sino la destrucción de lo que hasta ahora me ha construido. Me han construido sin mi permiso. Yo me derruí y volví a comenzar, por mi mismo. Me aislé del bucle social. Estudié la publicidad para defenderme, los medios, etc. Busqué otras músicas, otras que llegasen verdaderamente al alma. Donde no haya sospecha de segundas intenciones. No buscaba el elemento aislado del todo, sino la armonía subyacente en todas las cosas, la física de las cosas. Lo verdadero, lo puro…Buscaba el alma de la naturaleza, la que no engaña. Pero es un reto imposible si uno continúa dependiendo del medio social, porque siempre te retiene. Si se intenta cambiar, es él el que te cambiará a ti, porque es más poderoso…Bucaba y busco la autarquía, mi propio gobierno. Entonces fui cuando empecé a comprender las cosas, no surgidas de un cuento sino de la propia vida. No hay optimismo, ni pesimismo, simplemente comprensión y consecuencias. El dolor y el placer son la cara de una misma moneda. Pero hay que entender cual es el verdadero dolor, la verdadera tragedia de las cosas. Cuando se ve esto, paradójicamente, no se sufre con el dolor. El dolor es igual que el placer, dependientes mutuamente. Cuando se llega a esta conclusión, se admira el dolor igual que el placer. Se me suele malinterpretar esto que digo. No me gusta el masoquismo ni nada parecido. Creo que se entiende bien con la novela de Wells, “La máquina del tiempo”. Los Morlocks habían hecho que los humanos viviesen en un placer superfluo, como el ganado en su corral. Cuando no sienten dolor, cuando no sufren no se pueden rebelar, porque no tienen motivos para ello. Del dolor al placer y del placer al dolor, continuo devenir que nos ayuda a mejorar nuestra comprensión y de nosotros mismos y de la naturaleza. Por lo tanto hay que olvidarse de ir a mejor dentro del mundo sintético en el que vivimos, porque es imposible. Hay que salirse de él y entonces empezar a encontrar respuestas allá en lo verdadero. Un lugar donde te encuentras espinas y lagos, pero que es el verdadero dolor y el verdadero placer (no el creado, no el dolor o placer social). Todo en una misma moneda, que contribuye al placer eterno del enfrentamiento con la verdad.
Brújulo
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8/14/2009 1:20 a. m.

pocas veces me senti tan identificado con una lectura.
creía que ya toda la sociedad estaba alienada y sin retorno
pero veo que aun quedan exponentes
te felicito!    



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